La alimentación es la experiencia humana desde la cual podemos enseñar a los niños a conectarse con la tierra, entendiendo como conexión el reconocimiento de qué es un alimento, de dónde proviene, qué procesos y recursos se requieren para que lleguen a nuestra mesa y cuáles son las prácticas responsables que debemos asumir en pro no sólo de nuestra salud sino de la salud del planeta.
En el proceso de atención y acompañamiento a los niños pequeños, aprender a comer se convierte en un eje fundamental para garantizar su adecuado desarrollo y crecimiento; sin embargo se evidencia que algunas familias por razones como falta de tiempo, desconocimiento y ausencia de procesos formativos sobre el tema, adoptan prácticas en relación a la alimentación de los niños que no son adecuadas para la salud, promoviendo el consumo de frituras, alimentos procesados, productos con químicos y excesos de azúcar y sodio.